lunes, octubre 17, 2005

Derrotero

En la calle de la locura,
donde las miradas
no tienen un punto fijo,
se encuentra el deseo
que ve el plebeyo partir.

Las palabras cruzan el viento,
mientras éste acaricia
el cabello de las ninfas,
que saliendo de una ilusión,
dan vida al lugar.

Al pasar la calle
sólo quedará
el recuerdo de la luz.