martes, mayo 30, 2006

Carta a la vejez

Hoy te veo ahí parada
con vestiduras raídas
y una felicidad esquiva.

Hoy te converso con paciencia
escuchando tu testimonio
con el alma abierta.

Hoy te cuido como ayer
guiando tus pasos al caminar
para que puedas sonreír.