miércoles, abril 25, 2007

Epílogo de un Ocaso

Huyó por caminos de soledad
y se ocultó en el bosque
de recuerdos infieles
callando su rencor,
alejándose del sentimiento.

Sus manos vacías
no daban el calor
que aliviaba lamentos,
y con su mirada parca
lloraba el infierno del pasado.

Con el pasar de la noche,
su sueño difuso
olvidó la imagen del cielo,
donde escapó
para no regresar.

domingo, abril 15, 2007

Poema de la Mitad del Reflejo

Su silueta yacía en cristales al viento
pintados por ángeles
siempre cuidándolo,
siempre guiándolo,
y viajó por el cielo
alcanzando al sol en su oscuridad.

Los rostros regados
por la soledad de sus pasiones
rodearon su karma
suplicando cruzar senderos
hacia el infinito.

Despegó en sueños de luna
una noche de gritos
y posó su cuerpo de divinidad
ante el llanto de lo no visto
y cogiendo su mano voló sin fin.

Hasta el Ocaso

Su voz escuchándose vacía
entonaba cantos de tristeza
mirando hacia el infinito
bajo el mirar de las estrellas.

Paseaba en la noche
por constelaciones de fantasía
dejándose llevar
por la divinidad de su ser.

Despertó entre la naturaleza
de su alma cautiva
y vivió bajo el atardecer
de cada palabra que su voz dio.

Sueños de Piedra

Corrían sin rumbo al sol
jugando a atrapar al viento
burlandose de la soledad del tiempo.

Se iluminaban de la luna
y las estrellas sus guardianes
acompañaban su soledad.

Paseaban en estrellas fugaces
en un mundo sin fantasía
donde todo era poesía.

Durmieron entre versos de mañana
dejando caer en sueños
el velo de sus almas.

Sonrisa de Hielo

Mostrándose sigilosa
apareció una tarde de verano
sin dejar huellas en su camino.

Ofrendaba algún racimo de flores
al dejar caer la noche
que esperó desde el infinito.

Nunca dejó de cantarle al mar
y acariciando la brisa
durmió al cielo entre sus manos.

Imantaba a su alma
el crepúsculo del atardecer
mientras caminaba.

Cada murmullo al viento
daba alientos de vida
creando naturaleza.

Avanzó hasta el límite con el cielo
dejando caer un suspiro
en la tarde en que partió.

Luna sin Poesía

Su silueta se vio en una tarde sin sol
y partió en fugaz huida
sobre el desierto de la desolación
hacia la última estrella de la noche.

Su mirada apartó la oscuridad
del alma que rodeó por el oasis
donde se desvaneció
al encontrarse con el alba.

Sus pasos breves
pasearon por la noche solitaria
y se posó en un sendero de luz tenue
ante miradas sollozantes.